domingo, 31 de marzo de 2013

First we take Manhattan.

Leonard Cohen compuso la canción que transcribo a continuación después de 20 años con la compañía Sony. Lógicamente, el significado, sabiendo eso, se hace claro. Aunque me gusta en la voz del autor original, me gusta aún más en la de Enrique Morente en su álbum "Omega".

Me condenaron a veinte años de hastío
por intentar cambiar el sistema desde dentro
pero ahora vengo a desquitarme.
Primero conquistaremos Manhattan, después Berlín.
Me guía una señal de los cielos,
una marca de nacimiento en mi piel,
la belleza de las armas.
Primero tomaremos Manhattan, después Berlín.
Realmente me gustaría vivir contigo.
Adoro tu cuerpo, tu espíritu, tus vestidos.
¿Pero ves, allí, la línea moviéndose a lo largo de la estación?
Te lo dije a ti, te lo dije, te lo dije, era uno de esos.
Me has amado como basura, pero ahora te preocupa mi posible victoria.
Sabes la manera de pararme, pero careces de la disciplina.
Cuántos momentos he rezado, ahora ha llegado el momento.
Primero tomaremos Manhattan, después Berlín.
Odio tu altivas pasarelas de moda,
esa impostura de cocaína,
lo que le pasó a tu hermana.
Primero tomaremos Manhattan, después Berlín.
Realmente me gustaría vivir contigo.
Gracias por aquellas cartas que me enviaste
con el mono, con el violín contrachapado;
he entrenado todos los anocheceres,
preparado, al fin, para empezar.
Me guían.
Recuérdame, solía vivir para la música,
recuerda que de mi te mantenías,
hoy es el comienzo.
Primero tomaremos Manhattan, después Berlín.


viernes, 22 de marzo de 2013

Cuatro cuartetos de T.S. Eliot


La traducción que hago a continuación de la primera secuencia de Cuatro Cuartetos de T.S. Eliot tiene excesivas licencias. Tal vez sea un sacrilegio para algunos, pero si tenéis la suerte de comprender el inglés, leerla en inglés; si por el contrario la suerte de la lengua os es esquiva, acudir a las sucesivas traducciones del poemario, como la original de Vicente Gaos o la que manejé en mi lectura, la traducción de Esteban Pujals Gesalí. Como veis, hasta el título le cambio, pero lejos de mi intención corregir al poeta, sino solo jugar a ser poeta.

Arcadia
Tiempo presente, tiempo pasado,
tal vez presentes en el tiempo futuro,
tiempo futuro contenido en el pasado.
Si el tiempo es eternamente presente
el tiempo es irredimible.
Los caminos del pasado son una abstracción
una eterna posibilidad
en un mundo de especulación.
Tanto los caminos ideales como los conocidos
miran siempre hacia el presente final.
Ecos de pasos en la memoria
por el pasillo que jamás hollé
a través de la entrada ignota
al jardín del Edén. Ecos de mis palabras
suenan, en tu mente.
Pero cuál ánimo complaciente
levantar el hollín de un cuenco de rosas:
lo ignoro.
Otros ecos
habitan el jardín. ¿Los seguimos?
Rápido, dijo el tordo, búscalos, búscalos
a la vuelta de la esquina. Tras la primera verja
al primer mundo entre todos compartido,
¿mordemos el anzuelo del tordo?  Entramos.
Allí anclados, altivos, invisibles,
moviéndose sin prisa, sobre las hojas muertas,
en el caliente otoño, a través de la tenue brisa.
Llamó el ave, respondiendo
a la música inaudible oculta en los arbustos,
un haz invisible cruza la vista; las rosas
tenían la afectación de las flores que se saben observadas.
Allí estaban como invitados aceptados.
Moviéndonos con ellos, en su actitud habitual,
por el camino desierto, hacia el círculo interior,
para mirar en la laguna vacía.
Seco estanque, hormigón, oscura la orilla.
Súbitamente se llenó de agua de luz,
los lotos se irguieron, rápido, rápido,
brillando en la superficie la semilla del sol,
ellos a la espalda, mirándonos desde el agua.
Entonces pasó una nube; de súbito, la laguna vacía.
Vete, dijo el ave, las hojas vibran llenas de chiquillos,
excitados, conteniendo la risa.
Vete, vete, vete, dijo el tordo: la realidad
hiere a los humanos.
Tiempo pasado, tiempo futuro,
tanto los caminos ideales como los conocidos
miran siempre hacia el presente final.



jueves, 21 de marzo de 2013

Primer movimiento inmóvil

Como presentación de mi blog decir que es un humilde espacio de literatura en el que iré "colgando" mis intereses de cada momento, lo que leo, lo que dejo de leer, lo que envidio leer cuando escucho a los más avezados; un rincón de lectura, por decirlo de alguna manera, aunque con pretensiones limitadas, algo así como la memoria de los libros de uno.
Para empezar, una traducción personal de la primera secuencia de Cuatro Cuartetos, el poemario del anglo-estadounidense T.S. Eliot (en la próxima entrada).